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Su ubicación en las estribaciones de Sierra Morena proporciona una relajante sensación de aislamiento, mientras que en sus instalaciones se disfruta tanto del encanto de lo antiguo como del confort contemporáneo. Su régimen de ‘all inclusive’ de verdad tiene prácticamente de todo incluido: comidas, bebidas y actividades como recorridos en quad, a caballo y en 4x4, además del alojamiento en una casa con unas maravillosas vistas en derredor. El trato es exquisito: recibe al huésped un equipo de mayordomos, doncellas y gobernantas uniformados con guantes blancos y siempre atentos a los deseos que surjan de improvisto.
La gran mancha ciudadrealeña llega a su límite en Sierra Morena, donde el olivo centenario y las tierras de siembra dan paso a los montes de encinas y los barrancos de lentisco. Esta es la geografía de una de las mejores fincas de perdices de nuestro país, La Nava del Barranco, a donde llegan escopetas de todo el mundo directamente en jet o helicóptero (dispone de pista de aterrizaje para ambos). Desde hace algunos años incluye en su oferta, además, múltiples actividades de naturaleza de carácter más pacífico, como recorridos a caballo, en 4x4 y quad por tan agreste y plácido territorio. La base de operaciones es una amplia casa de nueva construcción situada sobre una loma, perfectamente integrada en el paisaje y con múltiples instalaciones para el disfrute, con mención especial para esa ‘infinity pool’ cuyas vistas quitan el hipo.
Son 14 suites con nombres como Los Almendros, La Solana o Noguera, todas diferentes en su decoración, una personalización que ha corrido por cuenta de los propios dueños de la finca. Tienen en común los agradables colores neutros y ese aire a clasicismo contemporáneo que recorre desde el gran comedor granate hasta el patio presidido por la minimalista fuente. ¿El objetivo? Que el campo se metiera en la casa.
En las tarifas de alojamiento está incluida toda la oferta de restauración: desayuno, comida, cena y bebidas. Eso no le resta impronta a la presentación de los platos sino todo lo contrario, pues se sirve en una historiada vajilla (la atención a este tipo de detalles es marca de la casa). A parte se dan clases de cocina en torno a las especialidades de la carta: la gastronomía manchega –pisto, migas, berenjenas…–, los platos de caza y de cuchara, y la repostería. También se organizan comidas campestres al estilo ‘Memorias de África’. De película.
Al margen de la actividad cinegética, las posibilidades de diversión y relax de la La Nava del Barranco son múltiples. Están también incluidos en la tarifa de alojamiento las rutas en 4x4, en bicicleta, en quad o a caballo (la finca dispone de cuadra propia), así como los safaris fotográficos en estos mismos vehículos acompañados de guías naturalistas. Se trata de un privilegiado entorno natural donde se pondrán a la vista perdices rojas, conejos, corzos, venados, gamos y muflones; el esquivo lince siempre nos lo pondrá más difícil. De vuelta de la excursión quizá apetezca una sesión de masaje, sauna o hammam en el spa, mientras que un chapuzón en la piscina “infinita” se antoja ineludible. La oferta no acaba aquí pues también es posible practicar el golf, el tenis y el tiro al plato, así como dar una vuelta en globo y recibir un curso de pilotaje en 4x4 por el campo y la pista de aterrizaje.
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