Durante mucho tiempo y hasta el final del imperio ruso, la familia Yusupov fue una de las familias más poderosas de Rusia. Su fortuna, que se decía mayor que la de los zares, fue considerada la mayor del mundo a principios de siglo XX.
Félix Yusupov fue el último que disfrutó de tales riquezas, en una sociedad de opulencia inimaginable que acabó abruptamente con la revolución de 1917. Hasta entonces, sus viajes fueron constantes, pero esencialmente viajó por Rusia.