Desde el café Gambrinus, se puede continuar por Via Toledo (una de las arterias comerciales más importantes de la ciudad) hasta llegar al Quartiere Spagnolo, reconocido a través de tantas películas por la particularidad de la ropa colgada en tirantes, desde un balcón hasta el otro. La ciudad es muy bulliciosa y animada gracias a las bocinas y al efecto que producen las manos alrededor de la boca. Hasta ahora, las manos en esta posición se consideran el instrumento tecnológico más efectivo para comunicarse a viva voz con sus semejantes
Dentro de la cultura sacro-profana que la caracteriza, en este barrio popular el “dios Maradona” convive con la Casa di Santa Francesca, lugar donde cuentan que vivió esta santa milagrosa y a la que se puede visitar a cambio de una donación, para pedir algún favor especial. No obstante, cuenta la leyenda que Santa Francesca prefiere favorecer la gracia de traer nuevos niños al mundo.
Muy cerca de esta zona, vale la pena descender a la estación de metro TOLEDO, aunque solo sea por una parada. Llamada “Paradiso”, la estación Toledo concebida por el arquitecto Oscar Tusquets, ganó sucesivos premios internacionales por la originalidad de su arquitectura dentro de la profundidad de la tierra. No olvidemos que la próxima parada de metro se llama DANTE y la dinámica del poeta florentino entre el cielo y el infierno, está muy presente en la sociedad italiana. Especialmente en Nápoles.
Desde Piazza Dante, se accede fácilmente a pie hasta llegar a Via dei Tribunali donde se encuentra el barrio de los “pastores”, San Gregorio Armeno. Aquí se concentran una al lado de la otra, una cantidad de “bottegas” artesanales donde a través de generaciones, los artistas diseñan y colorean en todas las dimensiones, las tradicionales figuras de los pesebres napolitanos, mezcladas con personajes públicos.
No existe la posibilidad de viajar a Nápoles y no probar su inigualable pizza. En la zona de Via dei Tribunali existen varias pizzerías famosas, como la de Gino e Totò Sorbillo, o la da Michele. En realidad, en Nápoles la pizza, aún la que es callejera y frita, es buena en todas partes. Al César lo que es del César y a Nápoles, la pizza.